sábado, 28 de noviembre de 2009

DESAPARECE ISLA BERMEJA EN MEXICO

Tras una investigación en el Golfo de México, los institutos de Geografía y de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM concluyeron que la Isla Bermeja, el punto de referencia para establecer el límite en que México y Estados Unidos comparten yacimientos de petróleo en aguas profundas, no existe en las coordenadas establecidas en cartas oceanográficas de los siglos XVI y XVIII, ni tampoco se encontraron vestigios de ella.

Sin embargo, no descartaron que la ínsula se encuentre en otras coordenadas distintas o bien que, si existió en el punto conocido como latitud 22º 33’ norte y longitud 91º 22’ oeste del Golfo de México, su desaparición podría explicarse por un deslizamiento geológico.

Ayer, en conferencia de prensa, los científicos de la UNAM, a quienes acompañó el coordinador de Planeación, Enrique del Val Blanco, explicaron en la Cámara de Diputados –que solicitó la investigación– que la conclusión fue resultado de investigaciones de observación aérea, de un análisis geohistórico y cartográfico, así como de un crucero en el buque Justo Sierra para determinar, mediante batimetría, la profundidad oceánica en esas coordenadas.

La conclusión de la batimetría fue que "el punto de interés tiene una profundidad de mil 472 metros y se encuentra en un fondo plano" y que por lo tanto "no existe una isla ni vestigios de ella en el área sondeada". También se pudo determinar que en esa ubicación no ha habido alguna isla en más de 5 mil 300 años, como se estableció a partir de un análisis de la edad aproximada de la superficie del piso marino.

En el caso de la observación aérea, se presentaron fotografías donde se muestra el cayo Arenas, la ínsula más cercana al punto donde, de acuerdo con las cartas de navegación, existía la Isla Bermeja. Se explicó que una observación oblicua permite detectar objetos desde gran altura y distancia, y que las fotografías digitales verticales permiten detectar rasgos a profundidades de hasta 50 metros.

La búsqueda se realizó en una área de 10 mil 488 kilómetros cuadrados, a altitudes de entre 4 mil y 400 metros, y se realizaron 933 fotografías.

Los investigadores encargados del seguimiento geohistórico encontraron, por su parte, documentos que "contienen evidencia suficiente para sugerir la existencia real de la Isla Bermeja, como una entidad distinta de cayo Arenas y de otras islas de la región", en la sonda de Campeche.

En la explicación a los legisladores, señalaron que si bien en la cartografía de dos siglos la Isla Bermeja aparece cercana al cayo Arenas, en el siglo XIX, cuando comenzó a hablarse de la riqueza de hidrocarburos en el Golfo de México, ya no se hace ninguna mención de su existencia.

La primera mención de la Isla Bermeja es en El Yucatán e Islas Adyacentes, Islario general de todas las islas del mundo, de Alonso de Santa Cruz, obra impresa en Madrid en 1539.

Una referencia explícita se encuentra en Espejo de Navegantes, de Alonso de Chaves, donde se describe: "Desde punta Estéril hasta cabo Redondo o la Desconocida va la costa casi toda al oeste, hay de camino 70 leguas; hace la costa un poco de arco hacia el norte. En este paraje son los Alacranes, e islas de Arenas y Bermeja. Corren las aguas en toda esta costa al oeste".

También señalaba: "Bermeja, isla en término del Yucatán, está en 23º grados (de latitud norte). Está al oeste cuarta al noroeste de cabo de San Antón, dista 14 leguas. Está al oeste-noroeste de los Alacranes, dista 55 leguas. Está al nordeste cuarta al este de Villa Rica, dista 118 leguas. Esta es una isleta pequeña y que de lejos se ve bermeja".

Las coordenadas precisas de la isla se mencionan en el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico de los Estados Unidos, tomo 1, de Antonio García Cubas; en Las Islas Mexicanas, Secretaría de Educación Pública, Biblioteca Enciclopédica Popular, de Manuel Muñoz Lumbier, y en "Islas de la República Mexicana", Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, tomo 54, números 5 y 6, de Ricardo Toscano.

El coordinador de Investigación Científica de la UNAM, Carlos Arámburo de la Hoz, planteó que la enseñanza de esta expedición es la necesidad de continuar recabando información para conocer, de manera precisa, la riqueza y el patrimonio nacional, sobre todo en las áreas que son estratégicas para el país.

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